Catedral de Parma. S. XII.
Llamamos Arte Lombardo al estilo artístico propio del pueblo germánico lombardo, asentado al norte de Italia (en torno a la actual Lombardía) en los primeros siglos de la Edad Media, tras la caída del Imperio Romano. Pero también se le llama lombardo a una variante del románico italiano, donde perviven algunas de las características del estilo prerrománico, y que irradió su influencia a Córcega y Cerdeña, el sur de Francia y al este peninsular al sur de los Pirineos. Precisamente, en este post haremos un breve resumen del estilo románico lombardo y algunas de sus principales monumentos, así como un breve estudio del primer románico catalán.
En el norte de Italia, durante el período carolingio, se iba formando una escuela arquitectónica que después hubo de contribuir principalmente a la estabilización del arte románico. La llamamos lombarda porque se supone creada, o a lo menos difundida, por grupos de maestros albañiles que tuvieron su centro principal en Como, pequeña población lombarda a pocas horas de Milán. Según la leyenda, durante el saqueo de Roma por Alarico, en 410, la corporación de maestros albañiles abandonó la Ciudad Eterna y fue a refugiarse en una isla del lago de Como. A pesar de su rudeza, los reyes longobardos hubieron de reconocer muy pronto la importancia de los albañiles comacinos y les concedieron privilegios cuyos textos aún se conservan.
La especialidad en la que los albañiles comacinos eran tan famosos fue en la construcción de bóvedas. Para ello dividían la planta de la sala o nave en espacios cuadrados por medio de arcos transversales y cada cuadrado estaba cubierto por una vóveda de arista, sostenida sobre unos arcos diagonales que iban de pilar a pilar. Estos arcos transversales descansaban sobre unos ensanchamientos del pilar, lo que da a los pilares de forma compuesta. Estos pilares compuestos se pueden apreciar en las ilglesias lombardas de San Ambrosio de Milán, en San Miguel de Pavía y en la infinidad de edificios de este tipo que levantaron las corporaciones de albañiles comacinos o lombardos en Italia y fuera de ella.
Basílica de San Ambrosio de Milán. S. XI.
La iglesia de San Ambrosio de Milán es ahora una basílica latina de tres naves, cubierta toda por bóvedas de arista con arcos diagonales en cada sección cuadrada de la planta; sólo delante del ábside había una cúpula octogonal, hoy destruida.
Otra preocupación de los maestros comacinos es la de decorar el edificio con las mismas formas arquitectónicas. Así, por ejemplo, los arcos de refuerzo se apoyan sobre unas pilastras adosadas a la pared y forman pilares combinados que dan un poco de variedad al aspecto interior del edificio. Exteriormente se decoran los muros con fajas de piedras salientes o con remates de arquillos ciegos, que forman una cornisa terminal. En los campanarios, estas líneas de arquillos se repiten en todo los pisos dividiéndolos en varias zonas horizontales; y en los ábsides, las pilastras verticales y las fajas de piedras se combinan con los arquillos. Queda aún muy oscuro el origen de este arte decorativo de los constructores lombardos, el cual conserva todavía algo de bárbaro y germánico, pero que manifiesta haber recibido ya la influencia bizantina.
El Románico en Italia se sitúa sobre todo en el Norte, la Lombardía y también en el centro, en la Toscana, pero es un Románico con pervivencias clásicas, que es lo auténticamente italiano. Por eso es un Románico muy diferente. A pesar de haber diversas escuelas regionales, como no podía ser de otra manera en un territorio que distaba mucho de estar unido (en el sur hay influencias normandas y bizantinas, como se aprecia en San Nicolás de Bari), hay características comunes como el sentido clásico de las formas, el mármol como material constructivo, aspecto preciosista y rico de las fachadas y predominio de lo horizontal sobre lo vertical.
Catedral de Módena. S. XI.
En Lombardía, el arte de los constructores románicos locales se mezcló con las formas decorativas que llegaban de Alemania. En las Catedrales de Piacenza, Módena y Ferrara pueden verse influencias del arte románico alemán, con sus fachadas de diversos pisos de galerías y sus puertas historiadas. Esta región del norte de Italia es el lugar donde, junto a la Borgoña francesa, nace el Románico. En esta región, donde Italia es más europea, el Románico es más típico y participa mucho más de las características generales del estilo. La región estaba repleta de pequeñas ciudades independientes que ya desde el siglo XI se enfrentaron a Papas y Emperadores por mantener su independencia y que llevaron una vida mercantil muy activa. Es una escuela muy peculiar que se caracteriza por tener galerías de arcos vivos y su decoración en arquillos ciegos, que rematan los muros y bandas lombardas hasta el suelo, importancia de la columna, bien como elementos decorativos en las fachadas, bien como elementos sustentantes en el interior, por la separación del baptisterio y el campanario, como dos construcciones independientes de la iglesia y por sus originales pórticos, que avanzan sobre el cuerpo de la iglesia con dos columnas que apoyan en leones Muchas de estas características se propagaron a través del Camino de Santiago y llegaron al primer románico catalán.
San Ambrosio de Milán, donde eran coronados los reyes lombardos y los emperadores germánicos, es una iglesia de gran interés pero de fecha muy discutida. A pesar de tener elementos anteriores, su estructura actual debe ser de finales del siglo XI. Su gran atrio y las altas torres, con las típicas arcuaciones lombardas, son de ladrillo y sólo los detalles escultóricos fueron esculpidos en piedra. San Miguel de Pavía está, sin embargo, totalmente realizada en piedra, de la primera mitad del siglo XII, y su fachada aparece recorrida horizontalmente por frisos de bajorrelieves, únicamente interrumpidos por las tres puertas. Destaca exteriormente en el piso superior una galería de arcadas.
Entre los ejemplares más puros del románico lombardo siempre se cita a San Abbundio de Como, Esta iglesia fue iniciada en 1063 por los benedictinos sobre una antigua basílica paleocristiana. En planta revela algunos detalles arquitectónicos de influencia borgoñona y normanda, como los dos campanarios rectangulares. Tiene una simple y nobilísima fachada de tipo basilical, así como un aspecto simple y rústico. La Abadía de Pomposa es particularmente célebre por su campanario, una altísima torre de nueve pisos, cada uno marcado al exterior por las correspondientes arcuaciones lombardas, y provistos de aberturas cuyo tamaño crece rítmicamente desde una simple aspillera en la base hasta cuatro amplias arcadas en el último piso.
Tal vez uno de los templos románicos lombardos más rico y suntuoso sea el de San Zenón de Verona, con la famosa portada de mármol, portico avanzado sujetado por dos columnas que descansan en dos leones y gran óculo arriba. Su estructura es de planta basilical de tres naves. Una portada parecida se aprecia en las Catedral de Módena y Ferrara. Suntuosa es también la Catedral de Parma, con una impresionante fachada del siglo XII que equilibra, hábilmente, las dos dos horizontales de sus dos galerías de arcadas con la vertical formada por la superposición de la puerta, su tribuna y un gran óculo.
En catedrales como la de Ancona se puede apreciar otra distinción típicamente lombarda: las fachadas se rematan con fajas de arquillos formando un friso, y los muros aparecen divididos por fajas verticales como pilastras clásicas.
San Abbundio de Como. S. XI.
Entre los ejemplares más puros del románico lombardo siempre se cita a San Abbundio de Como, Esta iglesia fue iniciada en 1063 por los benedictinos sobre una antigua basílica paleocristiana. En planta revela algunos detalles arquitectónicos de influencia borgoñona y normanda, como los dos campanarios rectangulares. Tiene una simple y nobilísima fachada de tipo basilical, así como un aspecto simple y rústico. La Abadía de Pomposa es particularmente célebre por su campanario, una altísima torre de nueve pisos, cada uno marcado al exterior por las correspondientes arcuaciones lombardas, y provistos de aberturas cuyo tamaño crece rítmicamente desde una simple aspillera en la base hasta cuatro amplias arcadas en el último piso.
Tal vez uno de los templos románicos lombardos más rico y suntuoso sea el de San Zenón de Verona, con la famosa portada de mármol, portico avanzado sujetado por dos columnas que descansan en dos leones y gran óculo arriba. Su estructura es de planta basilical de tres naves. Una portada parecida se aprecia en las Catedral de Módena y Ferrara. Suntuosa es también la Catedral de Parma, con una impresionante fachada del siglo XII que equilibra, hábilmente, las dos dos horizontales de sus dos galerías de arcadas con la vertical formada por la superposición de la puerta, su tribuna y un gran óculo.
En catedrales como la de Ancona se puede apreciar otra distinción típicamente lombarda: las fachadas se rematan con fajas de arquillos formando un friso, y los muros aparecen divididos por fajas verticales como pilastras clásicas.
San Zenón de Verona. S. XII.